domingo, 15 de noviembre de 2009

LOS QUE ODIAN

Lo peor de los que irrumpen sin permiso en tu vida, entrando a golpes echando abajo las puertas a patadas y arrasando con lo que encuentran a su paso, lo peor de esa gente, es que consiguen que olvides el orden que hubo un dia, la calma que conseguiste, la luz que proyectaste y las oportunidades que has sabido aprovechar.

Hacen que olvides dónde estás. Dónde has llegado.

Esos, nublan el camino y te rodean la cabeza de moscas molestas que no te dejan ver más allá. Son moscas que no se alejan agitando los brazos. Son moscas que zumban incesantes alrededor y te aceleran el pulso y la respiración y provocan el asco.

Y el camino desaparece y la senda se borra y andas dando tumbos, sintiéndote perdida, sola y desorientada. Y aunque haya voces que susurren a tu vera dónde estás (de nuevo) y hacia dónde puedes dirigirte, los que irrumpen a golpes en tu vida, se apoderan de tus oídos con gritos frenéticos y desafinados apagando los susurros amorosos que quieren guiarte.

Y aunque haya manos cálidas que te tomen para acompañarte, los que entorpecen el camino, te agarran con fuerza violenta que duele y quema anulando el tacto de las caricias.

Y aunque otros sepan de tu valor, aunque tú misma lo sepas, los que desarman el orden te llenan de inseguridades y dudas y terrores inafrontables.

Los que odian, te invitan a hacerlo. Invitan a que copies su estilo y sea el odio tu lenguaje. Te invitan a reaccionar sin medida y sólo CONTRA otros. Hasta CONTRA ellos mismos, porque eso les da placer.
Por donde pasan los que odian no crece la hierba, ni crece el afecto, ni huelen las flores.

Si algún día me buscas, no lo hagas entre ellos, porque donde estén los que odian nunca voy a estar yo.

domingo, 1 de noviembre de 2009

CONTRADICTÓRIA MÚSICA

Me desconciertas.

Puedes ser libre e inspirado como quien se deja llevar por una luz o un aroma, por un amor y la más arrevatadora de las pasiones o por la angustia de un desamor.

Capaz de expresar el más delicado de los afectos, acoges cálidamente en tu casa y haces saber de la ilusión con que has preparado la velada.

Puedes dedicarte abiertamente a mostrar el aprecio, la admiración y la estima aún siendo casi exagerado, casi desmesurado y rozando el fervor venerante...

Puedes, también, ser glaciar y ausente. Estricto y riguroso como el pentagrama. Lineal y remoto. Casi ilegible para así rodearte sólo de unos pocos.

Cumpliendo disciplinado la métrica y los tempos, no te excedes en tu vibrato ni suenas más allá del volumen que concedes. Determinas la duración de cada encuentro como determinada está la duración de cada figura.

Eres tú, así, quien decide el ritmo de tus amores presentes así como lo hiciste con los pasados, si algún día lo fueron (de amores y de ciertos).