miércoles, 23 de diciembre de 2009

ENVEJECER JUNTOS

Vivimos en sociedad, pero no socializados; en ciudades, pero no civilizados: nos apiñamos en urbes, pero no para crecer juntos sino para consumirnos unos a otros.

La sociedad es un mercado donde nos consumimos como empleados, como amantes, como parejas, como amigos. Y vamos reemplazándonos sin haber llegado a convivir plenamente en madurez, porque cambiamos de pareja, de amigos o família sin hacer en cada ocasión el necesario esfuerzo de cambiarnos -a nosotros mismos.

Tenemos todos los incentivos para prorrogar la adolescencia hasta las canas per ninguno para empezar a madurar, que es la aceptación de ese común vivir y envejecer juntos.

Javier Gomá.
La contra. La Vanguardia 23/12/2009

martes, 22 de diciembre de 2009

LA RAZÓN PARA SOFÍA

- Y dime, para qué sirve tanta sabiduría?!
- Tal vez para saber que no sirve para nada.
- Entonces, es mejor permanecer ignorante?
- Eso, lo ignoro.
- Claro, tú eres sábio.

lunes, 21 de diciembre de 2009

CICLO

Escápate. Que no roce ni tu pelo.

Ya sientes que viene y lo mejor es salir huyendo. Ya sabes que no puedes enfrentarte porque siempre ha sido una batalla perdida. Esta vez no será distinto. ¿Por qué iba a serlo?

Evítale. Canta. Distráete. Sal a la calle. Toma un autobús. Oye las conversaciones ridículas de la gente. Mira por la ventana. Pon la rádio fuerte, fuerte.

Sobretodo que no te toque. Cuando lo hace, se te apodera. Hasta el fondo. En lo profundo se hace contigo. Y se hace fuerte cuando te tiene. En cada célula. Ni una libre de su presencia y su gusto amargo.

Se cuela por cada ranura e invade cada poro.

Hasta que se va. Para volver.

jueves, 17 de diciembre de 2009

BUCLE

Cualquier alteración de SU orden que se le presente, le distrae del resto del mundo como una obsesión. Le altera el día (y las semanas) y le carga de tristeza. Sabe que hay algo pendiente, hay algo pendiente, hay algo pendiente que no hace a la vida perfecta... Su único pensamiento es cómo enmendarlo o por dónde escapar.

No importa la trascendencia del hecho. El más mínimo desvío. Un susurro le fulmina el silencio...
Y así una sombra le cubre la mirada y deja de brillar y de ver los brillos de la vida tal y como se merecen. Sólo le sonríe un lado de la cara y hasta llega a mirar de reojo.

Su conciencia le dice que no está bien y no ignora que rara vez podrá sentirse al 100% donde una vez decidió que debía sentirse. Pero no puede tolerarlo. Le puede su decición. La que tomó no recuerda cuando.

Se juzga, eso sí. Se juzga por cómo lo elabora. Mejor dicho, por cómo NO lo elabora. Sabe que no fluye. Y sabe que salta de una obsesión a otra porque nadie más conoce el orden de cómo deben ser las cosas.

Nadie más sabe, ni remotamente, cómo deben ser las cosas.