viernes, 22 de enero de 2010

LOS DE SIEMPRE

Cuando se conoce a alguien nuevo, tal vez de forma superficial y algo precipitada, suele pasar que pase a ocupar el total de nuetro tiempo y nuestros pensamientos.
Todo son increíbles coincidencias y puntos en común. Los nuevos, acumulan las virtudes deseadas y sorprende cómo pueden leerte el pensamiento...

Los nuevos amigos acaparan nuestra atenció y todos los ratos son pocos para estar juntos. Nos despiertan ilusiones y nos sugieren proyectos de futuro y actividades en común en un abrir y cerrar de ojos.
Si a eso se le añade algún interés que vaya más allá de la mera "conversació", entones se invierte no sólo el tiempo sinó también todas las energías.
Las sirenas del otro, malvadas ellas, no cesan de cantar y los radares sólo encuetran virtudes y cualquier gesto, aún sin gustarnos, encuentra su correspondiente justificación.
Sólo a veces, el instito, la experiencia acumulada, acompañadas de la sospecha y la prudencia, dejan un entrecomillado por cerrar que acallamos a puñetazos aunque griten avisando que el panorama es demasiado bonito para ser cierto.

Luego pasan los días y, a menudo, llegan las decepciones y entonces oímos las voces de los amigos de siempre. Aquellos cuyos gestos menos agraciados ya hemos incorporado con amor en nuestras vidas. Y recurrir a ellos es el más grato de los placeres. Y el más eficaz antídoto a todo hechizo.

Su llamada, la llamada de cada lunes o cada jueves, nos rescata de la profunda miséria a la que la decepción nos sumergió de cabeza.

Son los de siempre, los seguros, de los que eres parte, los que te han demostrado infinitas veces que no quieren prescindir de ti y van más allá de capricho pasagero los que han consolidado, contigo, el amor.

Son ellos los que ejercen de balsa de salvamento y, desde lo cotidiano y lo que un día juzgaste como finito, los que te devuelven a la vida.

Son los de siempre que son para siempre.
AMEN

jueves, 21 de enero de 2010

TU PASADO

Lávate y ponte guapo.
No vengas a verme de cualquier forma como si no te importara que me visitas.

No saldré a la calle contigo si no creo que puedo lucirte.

Y, por favor, recompón tu mente y tu corazón antes de hablarme. Recoge todas las piececitas en las que dices que se descompuso y, ya en perfecto funcionamiento de nuevo, nos volveremos a encontrar.

Mientrastanto, ha sido delicioso.