lunes, 23 de mayo de 2011

ISLANDIA INSPIRADORA

El visionario Julio Verne ya se inspiró en el mágico Snaefell islandés para encontrar el centro de los centros. El del calor sofocante y la fuente de las explosiones.
Lidenbrock leyó a Saknussemm y nosotros a Verne que escribió sobre Lindenbrock.

Muchos años más tarde, bajo el glaciar Eyjafjalla, un petardo descomunal paralizó a medio planeta y, ni volar, ni llegar, ni transitar por los cielos durante muchos días. Unos días de caos y, de nuevo, todo en calma.
Es lo que tiene este lindo planeta nuestro que, cuando se enfada.... mejor que no te pille cerca.

Y noviembre fué sólo un aviso. Porque fué durante el febrero siguiente cuando, cacerolas y huevos islandeses, provocaron un gran terremoto social que derrocó lo que no funcionaba y hubo un ERE en el que, políticos y banqueros ladrones e incompetentes, fueron puestos de patitas en la calle y sin indemnización.

Y llegó mayo y el volcán Grimsvoetn, el más activo de Islandia y situado en el glaciar más grande del país, entró en erupción el sábado 21. De nuevo todos quietos que hasta que no se recoloque todo, aquí no se mueve nadie...

Parecía que llegaban nuevos tiempos y que miles de ciudadanos ocupaban las plazas para cambiarlo todo mirando hacia el norte inspirador...
Pero ayer hubo elecciones en este país de pandereta y una nube de ceniza, que quema y pica, lo está inundando todo. Casi todo el mapa luce hoy pintado de azul. De ese azul de camisa ráncia. Garabateado desde la ignorancia.

La gran columna de humo que surge desde la bella Islandia afectará a nuestros cielos pero es previsible que en unos días su actividad se reduzca y el viento se lo llevará todo y la ceniza fertilizará la Tierra que seguirá su curso para empezar cada vez y el verano islandés brillará limpio y transparente 24 horas al día.

El verano mediteráneo, enrarecido por la ceniza electoral, será soficante y asfixiante, recortado y excluyente y, previsiblemente, dure cuatro largos años...si no más...

lunes, 9 de mayo de 2011

LA BARBERIA DE LA SEU


Hay una barbería bajo unos arcos en el centro de La Seu dónde, entrar, es viajar en el tiempo.

El olor a ráncio, la pintura de las paredes de color caca de oca, el mismo mobiliario dónde debieron sentarse dones para lucir ante doñas, el barbero Joan pintor en sus ratos libres... se quedaron anclados, inmóviles, disecados y traspuestos allá por los principios del XX.

El peinado, los zapatos bi-color, los gestos y las manos del artesano. Ni una palabra de más. ¿Qué va a ser?
Las revistas, las botellitas de Floid Blue y los cachibaches de experto profesional que ya nadie conserva, se amontonan medio llenos y medio vacíos en un orden casi patológico.

El ritmo de trabajo es el de quien no tiene prisa. El trabajo bien hecho se merece la concentración y la delicadeza que sólo permite la calma. ¿Hay acaso algo mejor que hacer que dejarse lavar, peinar y afeitar recostado en un asiento rojo y blanco reclinable? Relájese

La luz de fluorencentes de 40... Hay fluoresecentes de 40? Y el lavacabezas portátil, que aparace tras las cortinas en el momento preciso del aclarado del cabello. No antes.

Las gasas, las toallas y el ruido(ese ruido!!) del jabón mezclado con la brocha. La navaja de cuchilla deshechable que debe ser lo único que se renueva con frecuencia....

Todo el ritual me mantuvo con la boca abierta, observando, sin apenas moverme.
Serán 20 euros. Por un momento pensé que nos cobraría en pesetas ...
Ni una plabra más. ¿Para qué?

Fué como entrar en un espectáculo de mágia. La mágia de parar los minutos. El tiempo congelado y yo congelada con el tiempo.