Tengo entre mis manos muchas decepciones, bastantes desesperos y tristeza, violencias y agresiones, algunas alternativas pero pocas, engaños y tensiones, ilusiones y esperanzas y no demasiadas soluciones.
Si aprieto fuerte, se me clavan espinas y recorren mi palma pequeñas gotas rojas y escozores de limón.
Si las abro, generosas, se me escapan volando y no vuelven nunca. Además....dejo de poder dormir.
Caen sobre mis hombros el peso de cada história y de cada anónimo. Imagino bombillas de 40, luz amarilla y retransmisiones deportivas de domingo franquista.
Debo encontrar el punto justo entre el puño y la palma.
Encajar las manos con la presión exacta.
Mis manos son pequeñas. Siempre lo fueron. Casi infantiles. Pero no lo es su carga. Nunca lo fué.
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