Llevo años deseando bañarme entre delfines. Ni con truchas ni con patos. Con delfines.
Será porqué dicen que son inteligentes y todo se pega menos la hermosura, o será por su cara cordial de perpétua sonrisa. Por su voz, que la gritan sin complejos. O será porqué parecen suavisimos y cálidos.
Y bañarme entre delfines se me parece un poco a un ritual. A una sobredosis energética. O eso al menos imagino yo cuando me veo flotando entre ellos, acelerada, alterada, emocionada, agradecida, riendo, eufórica.
A mi me da miedo el mar. Porqué es demasiado inmenso para mi. Cada día me siento más de tierra. Es como que la domino. Y el mar, no. El mar no se domina. Aunque la tierra tampoco.
Y supongo que bañarme con delfines no me asustará. Aunque también podría llegar el dia y salir carriendo....Nadando no, porqué soy torpecilla y el mar me asusta.
Mejor corriendo y que no me alcancen los delfines, ni el mar tampoco.
Seria curiosa la escena, aunque yo en ese momento seria delfin....
ResponderEliminarBesos
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