lunes, 24 de agosto de 2009

ESPEJO DEL ALMA

«A partir de los 40 años se tiene la cara que uno se merece».
Ésta es una frase que algunos atribuyen a Da Vinci, otros a Orwell, y otros al patrimonio popular.

Sea quien sea que la acuñó, la frase tiene su miga ya que afirma que, a ciertas edades, la cara de cada uno y de cada una es el resultado de lo que se la haya trabajado, mucho más allá de lo estético y lo quirúrgico.

Yo ando por los 43 recien hechos y a ratos la miro complaciente y a ratos no me quiero encontrar con nada que refleje.

La cara se gana y se construye. Y una cara resultado del desánimo, la queja, la desgana, el asco, o la tristeza, no hay cirugía que la levante y delata una forma de entender y de vivir oscura y apesadumbrada.

De igual forma, y por el contrario, una cara edificada en la ilusión, el reto, la confianza, el entusiasmo o la alegría, no hay arruga que la efee y aporta belleza interna y transmite belleza a los demás.

No hablo de caras angelicales ni de anuncios de Ives Rocher o Nivea, hablo de miradas frescas pero curtidas, de sonrisas que lloraron y de rastros de malas noches y malos dias, pero reconciliados y limpios de cualquier rencor.

1 comentario:

  1. el espejo refleja lo que somos, lo que fuimos y lo que pudimos ser... alguno incluso lo que seremos.

    ResponderEliminar