lunes, 15 de junio de 2009

LEY DE VIDA

En su relato La ley de la vida, el californiano Jack London cuenta de forma devastadora las últimas hora del anciano Koskoosh.

La tribu de Koskoosh era muy antigua y la tradición marcaba que, en su momento, se debía dejar morir, en solitario, al anciano al que le hubiera llegado la hora aunque el resto marchara, huyendo del invierno a otras tierras y otros pastos.
El frío o las fieras serían las encargadas de escribir el punto y final de esa historia personal. Como, desde siglos atrás, se viniera haciendo con tantas otras historias personales.

En el texto se describe cada sonido de la soledad final en medio del duro invierno y se narra, en una tercera persona que parece primera, todo aquello que pasa por la mente del viejo, saltando de una edad a otra, rebuscando en su pasado. En su pasado de niño, de joven y de adulto que abandonó a otros en su morir.

Mientras leía, en la nada del trayecto de metro, he ido entendiendo que, al final, tanto en la antigua Alaska del relato, como en mi Barcelona de cada día, la historia es la misma.

Por trabajo, acumulo y archivo cada día expedientes de ancianos que, probablemente antes que yo, en la "calidez" de la residencia serán pasto del frio y las fieras. Estaciones de destino, donde morir.

No me sirve de consuelo pero sí me ha permitido ver las cosas desde otro lugar menos duro e inhumano. Porque el tiempo pasa para todos y, como al viejo Koskoosh, como a él en la lejana Alaska, se me invitará a mi también a repasar mi infancia y mi juventud de abandonos, para acabar aceptando que, al fin y al cabo, ¿qué importa si es un bosque o es una residencia?. ¿No es esto la ley de la vida?

4 comentarios:

  1. Buenas noches. Lee " El desierto de los tártaros", de Dino Buzzati. Complementa lo anterior y lleva un sabor que conoces muy bien...

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  2. Me parece mucho menos hipócrita esa tradición de los Koskoosh que lo que hacemos aquí con los ancianos.

    Besos.

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  3. si pudiera elegir me quedaria con el frío y las fieras. y un buen cuchillo. uno nunca está solo del todo con un cuchillo.

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  4. Es triste ... será ley de vida, pero es muy triste! Sin querer o algunos queriendo lo hacen ... abandonan a sus mayores y estos esperar morir. Un beso, Montse.

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