domingo, 10 de mayo de 2009

RECUERDOS CENSURADOS

Una vez, en una comida familiar, censuraron mis recuerdos. Los cortaron a tijera. A sierra, diría yo.

Hay recuerdos, fieles a los hechos, que algunos se empeñan en censurar. Por el bien de otros, en general. No por tu bien, que los recuerdos descargan. Por el bien de los implicados directos o colaterales. Para proteger sus dolores.

La mierda mejor no removerla, dicen. Tu mierda, mejor te la quedas tú y que te vaya bien.

Luego, te buscas la vida y acabas encontrando Perpignanes donde tu relato no sea reprobado ni vetado. A veces pagando. Otras veces en confesión íntima de amor.

Los recuerdos censurados buscan salida por la más fina rendija, para escapar de la memoria que los encerraba, flotando, ligeros y, finalmente ser libres.

Liberarse de recuerdos dañinos es encontrar el alivio anhelado. Y resulta que no pasa nada más (y nada menos).

Se van, por fín, y volarán hasta el infinito. Para perderse.

1 comentario:

  1. Y si no lo hacemos voluntariamente el cerebro de aquí unos años lo hará por nosotros.

    Besos.

    ResponderEliminar