martes, 31 de marzo de 2009

cap II: DE LA INSPIRACIÓN A LAS FUENTES

La guerra (todas las guerras humanas, tanto los conflictos personales como las guerras fratricidas) se genera por emociones negativas que quedan y se pudren y finalmente, estallan (o pueden estallar) en actos terribles.


Son emociones que hace falta reestructurar y con las que hace falta reconciliarnos una vez sentidas si queremos llegar a la paz.


Y la paz va más allá del alto el fuego y los procesos de pacificación no acaban con la entrega de las armas. La real pacificación es la que da garantías del "nunca jamás", la que trabaja por la superación de los recelos, la que cuantifica los costes materiales sin olvidar los costes emocionales de la guerra y trabaja por la restitución y reparación de todos esos costes.


Muchas de las fuentes consultadas para este escrito son, o bien autores que han desarrollado largamente las teorías de la cultura de la paz y que tienen mucha experiencia como mediadores y pacificadores, o bien informes publicados sobre procesos de pacificación (por ejemplo, en Irlanda del Norte o Sudáfrica).

Mucha documentación la he podido extraer de las publicaciones de la entidad Gernika Gogoratuz, que es uno centro de investigación por la paz y la transformación de conflictos y que gestiona una red internacional de apoyo a procesos de reconciliación.


No quiero dejar de mencionar a John Paul Lederach y su propuesta metodológica para los procesos de pacificación en la que tanto creo y que tuve el placer de conocer en directo a sus clases durante mis estudios de postgrau en Cultura de la Paz y Derechos Humanos.


También me servieron de inspiración muchas de las sesiones del Postgrau en Educación Emocional, sobre todo las sesiones de Anna Carpena, cuando se refirió a la compasión, y las de Oriol Güell hablando la legitimación emocional.


La paz empieza por un mismo y la guerra también.


Por eso es por lo que creo y planteo aquí que una buena educación emocional es preventiva, tanto para los conflictos personales e internos como por los conflictos belicos.

Igualmente la dimensión social de las emociones, en cuanto que nos relacionamos y vinculamos emocionalmente con otros, en mi opinión es pieza clave, en los procesos de reconstrucción, pacificación y reconciliación en sociedades fracturadas por la guerra interna (o guerra civil).


Este es, pues, el resultado de concretar muchas ideas y de sintetizar el mesaje de muchas páginas leídas. Es el resultado de descartar muchas hipótesis y de no saber por dónde empezar una vez tras otra.

1 comentario:

  1. Que interesantes estas reflexiones sobre la guerra y la paz. Aprovechándome de tus conocimientos al respecto, agradezco tus comentarios que me sirven para trasladar a mi entorno más cercano todas estas reflexiones que me hacen incrementar mi dosis de tolerancia hacia la vida y los demás. No hace falta que me vaya lejos. La tolerancia hacia los más cercanos, y que a veces olvidamos que son los receptores de todas nuestras iras. Respeto y oido para poder captar todas las motivaciones de los démás, antes de hacer nuestros juicios de valor.
    Olga M

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