martes, 31 de marzo de 2009

cap III: GUERRA Y PAZ

Se define la guerra como aquel conflicto armado en el que ha habido más de 1000 muertos a lo largo de su desarrollo.


Algunos datos que dan pistas:
- En la última década del siglo XX, hubo más de 70 guerras en 60 escenarios que afectaron además de un tercio de los estados miembros de las Naciones Unidas.
- En la actualidad existen alrededor de 40 conflictos armados en 39 países.
- La mitad de las guerras abiertas empezaron hace más de una década y la cuarta parte hace más de dos.
- En casi las dos terceras partes de los conflictos armados actuales se utilizan como soldados a niños menores de 15 años.
Armed Conflicts Report

Durante la Guerra Fría la explicación predominante de los conflictos armados estaba relacionada con consideraciones ideológicas: la división del mundo en dos bloques encontrados y enfrentados de forma más o menos beligerante.

El final de la Guerra fría no reduce el número de conflictos pero sí trae como consecuencia el hecho de que la ideología, la simpatía o afiliación ideológica a algún del dos bloques, no sea una explicación adecuada para entender las motivaciones de éstos.

En los conflictos más recientes, la etnicidad, incluso la religión, han sido las explicaciones más utilizadas, aunque, en el fondo, en todos los casos se haga necesario analizar profundamente las verdaderas razones disfrazadas.

Casi todos los conflictos armados actuales son conflictos intranacionales, es decir, ocurren entre grupos dentro las fronteras de un estado definido.
La mayor parte de los conflictos actuales son internos y planteados con frecuencia a partir de la reivindicación de la autonomía o el autogobierno para grupos o regiones.
Vale la pena, pues valorarlos y denominarlos cómo "conflictos de identidad" (y no tanto como étnicos), donde un grupo decide fortalecer su influencia y luchar por un reconocimiento político.

En situaciones de conflicto armado, las personas buscan seguridad a partir de la identificación con aquello próximo: el clan, la etnia, la religión, la región o la proximidad geográfica. Como norma y, en consecuencia, en este tipo de conflictos bélicos, el terror y el odio que se experimenta en general, tienen sus orígenes en viejas desconfianzas, miedos y paranoias reforzadas por la experiencia próxima de la violencia y las atrocidades y el escenario de estos conflictos es, a menudo, la comunidad de siempre, los pueblos vecinos o territorios próximos.

De esta forma, pues, la experiencia directa aumenta el impacto subjetivo vivido por la estrecha proximidad de los bandos en conflicto. La guerra interna fomenta la búsqueda histórica de razones y la creación de concepciones radicalizadas, estereotipadas y radicalmente encontradas entre enemigos que se conocen y dividen la sociedad vertical pero también horizontalmente (entre iguales que dejan de serlo).

Estos conflictos se originan por enemistades y miedos profundamente arraigados y van acompañados de la proximidad entre enemigos.
El enemigo se encuentra a veces en la casa de enfrente.

Así pues, en los conflictos contemporáneos influyen especialmente las percepciones, las emociones y las experiencias subjetivas al margen de las cuestiones originarias del enfrentamiento. (Kelman, 1965; Volkan et. al. 1990).

La violencia y contraviolència se convierten en la causa que perpetúa el conflicto, heredándose incluso generacionalmente. (Coleman, 1956).

Por eso es por lo que, por estas características específicas de los conflictos internos, en los procesos de paz, las soluciones y los planteamientos pacificadores deben ser otras que los procesos mecánicos y racionales que han podido servir en otros periodos y realidades.

La pacificación y los procesos de reconciliación deben tener cuenta las percepciones subjetivas y adaptarse a las expectativas de las personas y las realidades afectadas.

Se hace necesario alejarse de la diplomacia de estado y aplicar también, una diplomacia preventiva por abordar los aspectos relacionals de la reconciliación personal y comunitaria inherentes a la propia naturaleza de los conflictos.

En un conflicto en que aquello subjetivo, el odio y el miedo sentidos, está profundamente arraigado en una comunidad, se debe concebir una intervención de reconciliación que facilite encontrarse con un mismo y con los enemigos, sus esperanzas y sus miedos. (Lederach, 1998)

Que el odio y el prejuicio, el racismo y la xenofobia sean los factores principales en el origen de los conflictos, debe hacer replantear las estrategias de reconciliación, haciendo especial énfasis en los aspectos espirituales, emocionales y psicológicos y no tanto en los económicos y o/territoriales.

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