jueves, 9 de abril de 2009

cap IV: PROPAGANDA Y OTRAS MENTIRAS

Parafraseando, podríamos decir que "la propaganda es un acto de violencia mental para forzar a alguien sometiéndolo a nuestra voluntad" (Pizarroso Quintero, 1990)
La propaganda bélica la podemos definir como el arma usada para modelar la opinión, los sentimientos y los pensamientos de las masas.
Es un arma de legitimidad, de adoctrinamiento político e ideológico y de manipulación del pensamiento y el comportamiento.

"Dominar el arte de la guerra, implica siempre infringir en el enemigo no sólo una derrota militar sino también una derrota psicológica y esta se consigue, en parte, gracias a la propaganda".
(Napoleón Bonaparte)

La propaganda pretende aislar, desconcertar y persuadir, influyendo y manipulando las pautas de conducta, los valores y las visiones del mundo. La propaganda moviliza las emociones y engendra odios y resentimientos sociales.
Las campañas de propaganda de los medios de comunicación, describen los enemigos usando adjetivos que fomentan el terror, la maldad, el odio y la violencia. Se manipulan las emociones y el enemigo pone en peligro la vida tal y como se conoce.
Los medios de comunicación se vanaglorian del propio poder militar y bélico, de los aciertos en los ataques, de las capturas y de las bajas enemigas como estrategia de desconcierto y derrota psicológica.
Asimismo y por el contrario, ocultan imágenes de derrota, escenas y cifras de bajas y capturas propias.
Se trata de crear miedo y pánico en el enemigo así como un sentimiento de éxito y aceptación del precio a pagar entre la población.
Se busca suscitar emociones de aprobación o rechazo en torno a determinadas ideas y actividades a voluntad y de acuerdo con los objetivos del emisor o propagandista. La propaganda bélica simplifica la información, exagera y desvirtúa los contenidos, apela a la emoción y sentimientos más primarios y trata desequilibradamente las fuentes dando más énfasis en aquella que mejor se ajuste al propio interés.
Se busca la llena afiliación o el rechazo y se usa el impacto emocional en la selección de los relatos y de las imágenes que se publicas y divulgan con tal de generar la compasión, el odio, la indignación, el asco o el orgullo del lector.

A menudo, se ha afirmado que la televisión debería tener una doble responsabilidad: la de educar a los jóvenes en una cultura de paz y la de denunciar las atrocidades cometidas en el mundo.

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