viernes, 10 de abril de 2009

BIODIVERSIDAD

La salida del metro es siempre una infinita fuente de inspiración.
La semana pasada, observar a una pareja hacerse arrumacos a la salida de Fabra i Puig fué, quien nos lo iba a decir a los tres, el principio de este texto.

La cursiosidad me puede y de una idea vaga paso a buscar, y de buscar a seguir buscando y de encontrar a tomar nota y de hacerlo a ordenar las ideas hasta que, por fin, me pongo manos a la obra a darle al "negro sobre blanco" como decía aquel engreído.

La pareja me pareció cursiosa por el aspecto de ambos...
Ni guapos ni feos... Tal vez (y ya me disculpareis) los ví como "sin acabar"...
Pero me trajeron a la mente a Darwin...mira tu por dónde y en el año de su 200 aniversario!, y a su obra "El origen de las especies".

De repente pensé: seguro que Darwin estaría de acuerdo conmigo en que, de camino hacia la evolución, organismos de la misma especie en diferentes estados evolutivos, conviven simultáneamente en el tiempo...
De hecho, esa salida del metro, era prueba de mi afirmación. Se trataba, sin temor a equivocarme, de un ejemplo de "variedad de transición" entre un estado y otro.

Ni homo erectus, ni homo sapiens... sino las dos cosas a la vez y ninguna de las dos.

Dice la teoria de las especies que, éstas, no aparacen por necesidad, sino que a partir de la variedad de formas existentes, sólo las mejores adaptadas son conservadas en el tiempo.
También dice que, según la selección natural, la tendencia es conservar las diferencias y variaciones favorables y destruir las perjudiciales.
Ves? ahí no lo tengo yo tan claro.

Esa pareja era prueba evidente del "ancestro común" que nos une y a la vez de las variaciones que nos aseguran la supervivencia como especie. Ya sabes, la selección natural. Así mismo, podían servir para anular las teorias antievolucionistas (el fijismo y las especies inmutables, el creacionismo y el acto divino (?) tras cada ser o la teoría de las creaciones sucesivas y de las aniquilaciones catastróficas...).

Es curioso... el pensamiento...
De una imagen a una idea.
De una idea a otra...

La pareja del relato son, como yo, primates haplorrinos (o sea, de nariz simple), como un chimpancé o un horangután. Con cinco dedos en cada mano y cada pie, mamíferos, con un patrón dental común y un primitivo diseño corporal. De la família de los hominidos y de la especie Homo sapiens.
Y aún siendo tan parecidos en la clasificación, los observé como desde fuera de ella.
Como espectadora. Curiosa. Des de la grada. Hasta desde un lugar superior (y, sin ánimo de abusar, ya me disculpareis de nuevo). En otro estadio.
Fué como una visita breve a un museo de ciencias naturales. (La ciudad está llena de salas de exposiciones, de museos etnológicos, antropológicos y de ejemplares musealizables, verdad?)

Deberé empezar a ser consciente de las potencialidades que como especie tenemos, sí; pero también de las limitaciones.
Ni todos estamos en el mismo lugar, y a muchos (ni pueden) ni les apetece.

Controlarlo todo amigos, imaginad como especie controlarlo todo... Eso no va más allá de ingenuas fantasía que alimentan la mitología moderna. Eso creo yo, vaya.

No hay comentarios:

Publicar un comentario