viernes, 10 de abril de 2009

cap IX: LA PUERTA DE LA PAZ

Podemos optar por vivir anclados en el resentimiento o bien optar por la reconciliación.

Todos los conflictos bélicos generan desequilibrios y desestructuran un orden social que hace falta retomar a partir de acuerdos postconflicto y mediante un proyecto de transición que pueda asegurar la reconstrucción y la reconciliación física, moral y emocional y que evite futuros enfrentamientos.
La reconstrucción postconflicto no puede llevarse a cabo sin una reconciliación emocional que acabe con el duelo individual y colectivo.
La reconciliación postbélica se debe desarrollar desde la acción política y ciudadana, empezando por manifestar la voluntad de recuperar la memoria histórica a través de una comisión de la verdad que explique aquello que sucedió desde todos los ángulos. Una comisión de la verdad significa dar voz a las víctimas y otorgar una reparación moral que ayude a superar históricamente los momentos más dramáticos de la guerra.

Uno de los desencadenantes del conflicto yugoslavo fueron las historias de odio transmitidas entre las distintas etnias. Estos resentimientos históricos, grabados por los más viejos en los corazones de los más jóvenes han sido un gran obstáculo para la paz. Renunciar a estos resentimientos, es renunciar al deseo de guerra, de cólera y de venganza. Este recelo y venganza se convierten en odio hacia nuestros contemporáneos, y se inculca incluso a través de los libros de historia, a menudo manipulados en la escuela por la parte vencedora.

Una ejemplo muy claro de esta manipulación histórica es el caso de España y la versión que se transmitió durante más de 40 años, a través de varias publicaciones y también de los libros de texto, tanto del gobierno de la república, como del alzamiento militar rebelde, como del desarrollo de la confrontación y del resultado.
Incluso canciones y juegos infantiles reproducían la versión de los hechos de manera afín al régimen y en la cultura y saber popular se transmitieron hechos y batallas a menudo inexistentes o absolutamente desvirtuadas. ¨

Es necesario estudiar la historia de manera objetiva, sin manipulaciones e interpretaciones al margen de prejuicios, pasiones, ideologías o intereses.
Desde la resolución de conflictos se propone un aprendizaje de la historia en clave de cooperación y colaboració por encima de la competición.
Escribir también las historias de paz y no tan sólo las historias de guerra entre países. Se trata de escribir y estudiar la historia desde la perspectiva de la reconciliación y educar en emociones positivas y de paz.

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